Ego sum qui sum

domingo, abril 16, 2006

¿Globalizar enfermedad o salud?


Hace un mes, el Centro de Control y
Prevención de Enfermedades publicó un reporte que demuestra que los inmigrantes recién llegados al país presentan un estado de salud física y mental significativamente mejor que el de los de la misma raza nacidos en suelo americano.

Es decir, las personas se vuelven progresivamente menos saludables al vivir mas tiempo aquí.

¿Por qué?

Frecuentemente sucede que cuando se viene a vivir a los Estados Unidos de América, los individuos se ajustan a un estilo de vida que los aleja no solo de los suyos sino también de sus hábitos saludables de alimentación. Y este asunto no solo queda confinado dentro de las fronteras de este país. Desafortunadamente, otros países están empezando a adoptar un estilo de vida (esto incluye comer, vivir y—lógicamente—morir) como el que se tiene aquí.

Por ejemplo, en algunos países en desarrollo, hay algunas enfermedades crónicas que han dejado de ser las menos comunes para convertirse en las causas de muerte prematura por enfermedad mas frecuentes.

Nos encontramos, entonces, frente al resultado no deseado de un proceso muy conocido en nuestros días: la globalización de enfermedades (se entiende por globalización al proceso por el que la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unifica mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que le dan un carácter global.)

Un resultado que se puede prevenir casi por completo y que no solo es aplicable dentro de los limites de un país sino por el contrario.

Por citar un ejemplo, el hecho de mantener una dieta y estilo de vida Oriental puede ayudar a prevenir y hasta revertir el progreso de enfermedades coronarias, diabetes, hipertensión, obesidad, cáncer a la próstata y cáncer al seno.

Un buen consejo sería incluir más frutas, vegetales, granos, legumbres, productos derivados de la soya y pescado en nuestras dietas.

Comer más en casa y rodeados de nuestras familias.

Consumir menos grasas saturadas, grasas trans (o grasas parcialmente hidrogenadas) y carbohidratos refinados.

Cocinar con menor cantidad de aceite y hacerlo, en lo posible, con aceites vegetales como los de canola y de sésamo (Sesamum indicum) también conocida como ajonjolí en algunos países de Latinoamérica.

Ingerir más pescado y menos carnes rojas.

Caminar más y comer menos.

Amar más y preocuparse menos.

Preocuparnos más por nuestra vida espiritual.

Corporaciones como PepsiCo, McDonald’s, ConAgra, Safeway y Del Monte están empezando a implementar cambios en sus productos. Si produciesen comidas más sabrosas y saludables y si—al mismo tiempo—educasen a los consumidores acerca de los beneficios que una buena nutrición trae a la salud, entonces podrían actuar como agentes de cambio en la vida de millones de personas alrededor del mundo.

Y no sólo porque sea lo correcto sino porque es también un buen negocio y, por serlo, es auto-sostenible. Imagínense que el año pasado, PepsiCo reportó que dos tercios de su crecimiento en ganancias provinieron de la venta de productos de su línea de comidas saludables. La “Ensalada de Frutas y Nueces” de McDonald’s es tan popular que, hoy por hoy, McDonald’s es el comprador mas grande de manzanas en el mundo. La línea de comidas “Healthy Choice” (Opción Saludable) de ConAgra tuvo $1.5 billones en ventas en el 2005.

Por una ironía del destino, más y más opciones de comida saludable que provienen de los Estados Unidos (como la ya conocida Ensalada Asiática—Asian Salad—de McDonald’s) podrían terminar ayudando a ciudadanos de Asia y otros países en demás continentes, a darse cuenta de el verdadero poder de sus dietas autóctonas y de su cultura. En lugar de globalizar enfermedades, bien podríamos empezar a globalizar salud.