Cuando en Peru estuvieres - De las fiestas
A pesar de que la mayoría de peruanos gusta de descansar después de una larga jornada de trabajo, una invitación de último momento es siempre bien recibida.
Ésta es una de las consideraciones básicas que se debe tener en cuenta cuando se planea una reunión o fiesta en Perú. Antes de continuar, debo hacer un alto para ofrecer disculpas por mi pobre elección de vocabulario en la idea anterior. Planear es un verbo de muy raro uso entre peruanos. Tanto así que—hacia mediados del siglo xx—hasta se asignó una nueva definición a este verbo¹ que de otra forma hubiese pasado a ser considerado como anquilosado y/o perdido en el oscuro páramo del desuso.
Las reuniones sociales de cualquier tipo—que común y regularmente reciben el nombre de fiestas en Perú—son aceptadas y bien recibidas siempre y cuando no exista casi planificación de las mismas. Este fenómeno se puede entender mejor si recurrimos al Principio Matemático de Proporcionalidad (considerando que no hayamos faltado, precisamente, a esa clase cuando teníamos diez u once años). En efecto, el éxito de una reunión social (fiesta) de peruanos se explica mediante una relación inversamente proporcional: a menor planeamiento y organización de una fiesta, mayor éxito y mejores comentarios de la misma.
Una gran mayoría de peruanos siempre tendrá en cuenta este principio básico de etiqueta social cuando se trate de celebraciones diversas dentro del territorio nacional (entiéndase por celebraciones a aquellas oportunidades para celebrar que ya existen, a aquellas que “se encuentran en el camino” y/o a las que, de no existir, se inventan. Esta última nota corresponde a un tema que, debido a su importancia, trataré en comentario aparte) y mantendrá este detalle como de rigeur en toda reunión para asegurar indudable aceptación social y buenos comentarios iniciales de los invitados.
Las invitaciones serán cursadas nunca por escrito pero sí por teléfono (sea el caso de que el potencial invitado cuente con uno, de conexión permanente o móvil/celular, ó de que la vecina Doña Rosita sea la que, gentilmente, le deje usar su teléfono gratis) ó mediante el uso de la técnica “de boca” (el uso del correo electrónico entre peruanos se limita al re-envío de chistes, despotrique contra países vecinos y “cadenas” que aseguran una vida llena de suerte, cheques firmados por Bill Gates y de tres a cuatro ángeles presentes en la momentos finales del destinatario en la Tierra, siempre y cuando, claro, haya cumplido con reenviar correos electrónicos como si de ello dependiese la salvacion de su alma) dentro de un espacio de tiempo que puede ir desde veinticuatro hasta doce horas antes del inicio de la fiesta. Once, y hasta diez, horas pueden ser aceptadas dependiendo de:
(a) el grado de acercamiento/amistad que exista entre el invitado y el que invita, y
(b) la hora en que el invitado almuerce.²
Sin embargo, hacer saber a alguien de que se le invita a una fiesta en la tarde anterior a la misma puede ser entendido como una seria falta de consideración (mas grave aún si sucede después de la hora de almuerzo) al grado de amistad que esa persona pueda tener con el que fiesta-oferente y, generalmente, representa un costo marginal para el anfitrión quien deberá reparar la afrenta con pago en pan líquido, el cual puede fluctuar desde seis hasta dieciocho botellas, de 750 ml cada una, dependiendo de cuanta ofensa haya tomado el invitado a destiempo.
Debe entenderse que las invitaciones que se hagan por teléfono móvil/celular deberán ceñirse al mismo estilo verborreico que el de un subastador de atunes en el mercado de pescado de Tokyo: casi ‘escupiendo’ ideas cortas, precisas y que reciclan información; mostrando irrespeto total de los signos de puntuación y manteniendo el contenido/mensaje principal dentro de un límite de 150 palabras por cada 30 segundos transcurridos.
Los Peruanos Fiesteramente Activos (PFA) inician, generalmente, las conversaciones por móvil/celular con frases como “Hola compa’rito, rapidito nomás”, “Que tienes que hacer más tarde/mañana?”, “Haaablaaa” ó “Te voy a pedir algo pero no me digas que no” y no se detienen en conversación preliminar de cortesía con el potencial invitado ya que dan por un hecho que tendrán tiempo de sobra para conversar de aquello y más con el susodicho dentro de las próximas horas durante la fiesta, claro.
Y es aquí que cabe mencionar otro detalle importante que hace de las invitaciones a destiempo un hito en los anales de la etiqueta y tradiciones seculares peruanas: la acérrima insistencia.
Insistir inmisericordemente es pilar fundamental de una invitación a prudente destiempo para una fiesta no planeada en el Perú. Todo peruano que se precie de ser un buen anfitrión deberá tener en mente que su objetivo principal es y será el convencer a quienquiera que sea que invite de que es cien veces mas juicioso dejar de lado cualquier otra actividad que éste tenga (sea ésta el nacimiento de su primer sobrino, una nefrectomía, o el velorio del tatarabuelo Victoriano) para asistir a la fiesta en cuestión. Es entonces como queda comprobado que los cursos de Filosofía y Psicología del último año de educación Secundaria en Perú no son sólo “de relleno” como algunos detractores acusan.
Al insistir e insistir hasta el punto del hastío existencial, el que invita echará mano a todo recurso lógico e ilógico que tenga a disposición, que conozca, que desconozca y hasta de lo que pueda inventar en esos momentos críticos, incluyendo el uso de falacias emocionales y lógicas; apelaciones diversas como la apelación a la tradición, a la práctica común, a la ignorancia de la cuestión, al hombre, y a la misericordia.
El uso de tácticas de presión e intimidación es permitido dentro del cortejo invitacional peruano.
Como último detalle de las generalidades de las reuniones sociales en Perú, deberemos siempre tener en cuenta dos cuestiones con respecto a la hora:
(1) las reuniones sociales (fiestas) nunca empiezan a una hora convenida. Si, por falta de cortesía, el anfitrión olvida usar las frases “Estate allí a golpe de …”, “Va a empezar entre …” o “No importa la hora. Tu llega nomás”, entonces es responsabilidad de todo invitado asistente bien habido el llegar con un retraso de, por lo menos, una hora.
(2) las reuniones sociales (fiestas) siempre tienen hora (aproximada e irrespetada) de inicio pero nadie da un bledo por la hora de término. Esto se debe a una cuestión histórica que tiene raíces en el gitanismo celebratorio del peruano antiguo y que es conocida, en nuestros tiempos, como el Saltinbanquismo Festivo Peruano (SFP) que trataré más adelante como tema aparte.
¹ planear (v. tr/Per.) llevar a la práctica un plan de connotación amorosa, generalmente, con un miembro del sexo opuesto. e.g. ‘El sábado lo ví planeando con su enamorada en la playa’.
² Existen varias razones por las cuales es mejor recibir una invitación a destiempo antes de la hora de almuerzo en Perú. Entre otras se puede mencionar: (a) el invitado puede saborear sus alimentos con más gusto pensando en como se divertirá esa noche; (b) el invitado podrá decidir si comer menos en el almuerzo ya que es tomado como un hecho que habrá Papa a la Huancaína y Carapulcra a determinada hora de la madrugada durante la fiesta; (c) ya que, durante la digestión, gran parte de la sangre del cuerpo es utilizada por el sistema digestivo produciendo el conocido ‘sopor siestero’, el invitado podrá tener una siesta placentera soñando en que pasos de baile practicará por la noche (asumiendo que acepte asistir).
Ésta es una de las consideraciones básicas que se debe tener en cuenta cuando se planea una reunión o fiesta en Perú. Antes de continuar, debo hacer un alto para ofrecer disculpas por mi pobre elección de vocabulario en la idea anterior. Planear es un verbo de muy raro uso entre peruanos. Tanto así que—hacia mediados del siglo xx—hasta se asignó una nueva definición a este verbo¹ que de otra forma hubiese pasado a ser considerado como anquilosado y/o perdido en el oscuro páramo del desuso.
Las reuniones sociales de cualquier tipo—que común y regularmente reciben el nombre de fiestas en Perú—son aceptadas y bien recibidas siempre y cuando no exista casi planificación de las mismas. Este fenómeno se puede entender mejor si recurrimos al Principio Matemático de Proporcionalidad (considerando que no hayamos faltado, precisamente, a esa clase cuando teníamos diez u once años). En efecto, el éxito de una reunión social (fiesta) de peruanos se explica mediante una relación inversamente proporcional: a menor planeamiento y organización de una fiesta, mayor éxito y mejores comentarios de la misma.
Una gran mayoría de peruanos siempre tendrá en cuenta este principio básico de etiqueta social cuando se trate de celebraciones diversas dentro del territorio nacional (entiéndase por celebraciones a aquellas oportunidades para celebrar que ya existen, a aquellas que “se encuentran en el camino” y/o a las que, de no existir, se inventan. Esta última nota corresponde a un tema que, debido a su importancia, trataré en comentario aparte) y mantendrá este detalle como de rigeur en toda reunión para asegurar indudable aceptación social y buenos comentarios iniciales de los invitados.
Las invitaciones serán cursadas nunca por escrito pero sí por teléfono (sea el caso de que el potencial invitado cuente con uno, de conexión permanente o móvil/celular, ó de que la vecina Doña Rosita sea la que, gentilmente, le deje usar su teléfono gratis) ó mediante el uso de la técnica “de boca” (el uso del correo electrónico entre peruanos se limita al re-envío de chistes, despotrique contra países vecinos y “cadenas” que aseguran una vida llena de suerte, cheques firmados por Bill Gates y de tres a cuatro ángeles presentes en la momentos finales del destinatario en la Tierra, siempre y cuando, claro, haya cumplido con reenviar correos electrónicos como si de ello dependiese la salvacion de su alma) dentro de un espacio de tiempo que puede ir desde veinticuatro hasta doce horas antes del inicio de la fiesta. Once, y hasta diez, horas pueden ser aceptadas dependiendo de:
(a) el grado de acercamiento/amistad que exista entre el invitado y el que invita, y
(b) la hora en que el invitado almuerce.²
Sin embargo, hacer saber a alguien de que se le invita a una fiesta en la tarde anterior a la misma puede ser entendido como una seria falta de consideración (mas grave aún si sucede después de la hora de almuerzo) al grado de amistad que esa persona pueda tener con el que fiesta-oferente y, generalmente, representa un costo marginal para el anfitrión quien deberá reparar la afrenta con pago en pan líquido, el cual puede fluctuar desde seis hasta dieciocho botellas, de 750 ml cada una, dependiendo de cuanta ofensa haya tomado el invitado a destiempo.
Debe entenderse que las invitaciones que se hagan por teléfono móvil/celular deberán ceñirse al mismo estilo verborreico que el de un subastador de atunes en el mercado de pescado de Tokyo: casi ‘escupiendo’ ideas cortas, precisas y que reciclan información; mostrando irrespeto total de los signos de puntuación y manteniendo el contenido/mensaje principal dentro de un límite de 150 palabras por cada 30 segundos transcurridos.
Los Peruanos Fiesteramente Activos (PFA) inician, generalmente, las conversaciones por móvil/celular con frases como “Hola compa’rito, rapidito nomás”, “Que tienes que hacer más tarde/mañana?”, “Haaablaaa” ó “Te voy a pedir algo pero no me digas que no” y no se detienen en conversación preliminar de cortesía con el potencial invitado ya que dan por un hecho que tendrán tiempo de sobra para conversar de aquello y más con el susodicho dentro de las próximas horas durante la fiesta, claro.
Y es aquí que cabe mencionar otro detalle importante que hace de las invitaciones a destiempo un hito en los anales de la etiqueta y tradiciones seculares peruanas: la acérrima insistencia.
Insistir inmisericordemente es pilar fundamental de una invitación a prudente destiempo para una fiesta no planeada en el Perú. Todo peruano que se precie de ser un buen anfitrión deberá tener en mente que su objetivo principal es y será el convencer a quienquiera que sea que invite de que es cien veces mas juicioso dejar de lado cualquier otra actividad que éste tenga (sea ésta el nacimiento de su primer sobrino, una nefrectomía, o el velorio del tatarabuelo Victoriano) para asistir a la fiesta en cuestión. Es entonces como queda comprobado que los cursos de Filosofía y Psicología del último año de educación Secundaria en Perú no son sólo “de relleno” como algunos detractores acusan.
Al insistir e insistir hasta el punto del hastío existencial, el que invita echará mano a todo recurso lógico e ilógico que tenga a disposición, que conozca, que desconozca y hasta de lo que pueda inventar en esos momentos críticos, incluyendo el uso de falacias emocionales y lógicas; apelaciones diversas como la apelación a la tradición, a la práctica común, a la ignorancia de la cuestión, al hombre, y a la misericordia.
El uso de tácticas de presión e intimidación es permitido dentro del cortejo invitacional peruano.
Como último detalle de las generalidades de las reuniones sociales en Perú, deberemos siempre tener en cuenta dos cuestiones con respecto a la hora:
(1) las reuniones sociales (fiestas) nunca empiezan a una hora convenida. Si, por falta de cortesía, el anfitrión olvida usar las frases “Estate allí a golpe de …
(2) las reuniones sociales (fiestas) siempre tienen hora (aproximada e irrespetada) de inicio pero nadie da un bledo por la hora de término. Esto se debe a una cuestión histórica que tiene raíces en el gitanismo celebratorio del peruano antiguo y que es conocida, en nuestros tiempos, como el Saltinbanquismo Festivo Peruano (SFP) que trataré más adelante como tema aparte.
¹ planear (v. tr/Per.) llevar a la práctica un plan de connotación amorosa, generalmente, con un miembro del sexo opuesto. e.g. ‘El sábado lo ví planeando con su enamorada en la playa’.
² Existen varias razones por las cuales es mejor recibir una invitación a destiempo antes de la hora de almuerzo en Perú. Entre otras se puede mencionar: (a) el invitado puede saborear sus alimentos con más gusto pensando en como se divertirá esa noche; (b) el invitado podrá decidir si comer menos en el almuerzo ya que es tomado como un hecho que habrá Papa a la Huancaína y Carapulcra a determinada hora de la madrugada durante la fiesta; (c) ya que, durante la digestión, gran parte de la sangre del cuerpo es utilizada por el sistema digestivo produciendo el conocido ‘sopor siestero’, el invitado podrá tener una siesta placentera soñando en que pasos de baile practicará por la noche (asumiendo que acepte asistir).
posted by Armi G. at
9:58 a. m.
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